La acción de crear no es propiedad en exclusiva de los artistas y de los grandes genios, todos tenemos la capacidad de producir ideas porque nacen de nuestros cerebros y eso no cuesta dinero y sí el esfuerzo y el ingenio de desarrollarlas. Las ideas no surgen a todas horas y al ponerlas en práctica nos encontramos con las barreras del miedo al fracaso, a no dar la talla y al riesgo a enfrentarnos a lo desconocido. Cuando superas esas barreras comienza tu viaje por una montaña rusa de chutes de adrenalina si ves resultados y de bajones de autoestima si no alcanzas tus metas propuestas.
Crear puede llegar a convertirse en una forma de vida, pero estamos en un sistema donde “el dinero es la condena del hombre” -como canta el MC Kase. O (ver entrevista pág. 44)- y hay que rentabilizar las ideas y disfrazarlas para estar dentro del juego y así tratar de obtener beneficios por tu trabajo. Cuando se colapsa el sistema y hay CRISIS, la creación está condenada a travestirse o a acabar extinguiéndose por la falta de oportunidades. Que el dinero no mate a la creatividad porque entonces el mundo será más gris, menos libre.
Artículo de opinión publicado en Babylon Magazine #22 (2012)