Nueve años después del estreno en la gran pantalla de La red social, la película que narra el origen y primeros años de Facebook, su guionista, el oscarizado Aaron Sorkin, publicó el pasado 1 de noviembre una carta en The New York Times denunciando los anuncios políticos con información falsa que circulan en la red social más popular del mundo.
La misiva está dirigida al fundador y CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, a quien acusa de no defender la libertad de expresión -tal y como el joven multimillonario ha insistido en más de una ocasión apelando a la defensa de la Primera Enmienda de la constitución estadounidense-, sino de «atacar la verdad». «En tu sitio web, hay un anuncio que asegura que Joe Biden [uno de los candidatos demócratas a las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2020] le dio mil millones de dólares al fiscal general de Ucrania para que no investigara a su hijo. Cada segundo de ese anuncio es una mentira y está avalado por tu logotipo», denuncia en uno de los párrafos el guionista de series como El ala oeste de la casa blanca.
Cuatro días antes, el Times había revelado el contenido de otra carta -esta vez, escrita por empleados de Facebook- en la que también se posicionaban en contra de las campañas de desinformación pagadas «por parte de aquellos que buscan posiciones de poder». A raíz de este revuelo suscitado en la prensa y en la opinión pública norteamericana, el consejero delegado Twitter, Jack Dorsey, anunció a finales de octubre que no aceptarán anuncios de campañas políticas a partir del próximo día 22 de noviembre.
Y es que Facebook está en el ojo del huracán desde que en 2018 saltó a la portada de todos los periódicos que la consultora británica Cambridge Analytica había utilizado información de 50 millones de usuarios de Facebook sin su consentimiento y violando la política de privacidad de la compañía con sede en Menlo Park (California) para utilizarla durante la campaña presidencial de Donald Trump de 2016. Posteriormente, se desveló que la consultora también había sido contratada para trabajar en la campaña a favor del leave con motivo del referéndum sobre el Brexit. ¿Y qué hacían con esta información? Elaboraban perfiles psicológicos muy precisos de millones de votantes -principalmente indecisos- y les hacían llegar a sus muros información propagandística o fake news (noticias falsas en inglés) para influir en su voto. En total, fue violada la privacidad de 87 millones de usuarios de Facebook. Dos películas ilustran bien este escándalo: Brexit: The Unicivil War (distribuida por HBO) y El gran hackeo (producida por Netflix).
Lee el artículo completo en ‘Faro de Vigo’ (Publicado el 02/12/2019 en Vida y estilo).