La ventana del piso en el que residió María durante el confinamiento tenía vistas al tanatorio de Móstoles, en Madrid. Vivía sola y recuerda con nitidez las primeras semanas de la pandemia. “Mientras teletrabajaba, observaba cómo llegaban seis o siete coches fúnebres cada día. Hasta ese momento no había visto ninguno. Aquello me entristecía mucho …
